La posibilidad de que existan avatares con la capacidad de tener sus propias creencias e ideas y pensar acerca de las creencias de otros, así como elaborar sus propias conclusiones como si fueran humanos reales, abre una amplia gama de posibilidades para la investigación de grupos de consumidores.
Si efectivamente se pueden crear sujetos virtuales cuyas características se asemejen a las de las personas reales con determinado perfil, se hace posible acercarse a esos grupos (demográficos o psicográficos) sin tener que convocar grupos reales, sino únicamente haciendo las investigaciones mediante Internet, o al menos, quizás, parte de ellas.
De esta forma, se podría tener un acercamiento para conocer los gustos y necesidades de esos consumidores en el ciberespacio para aplicar las conclusiones que se desprendan en el mundo real.
Además, al desarrollar en los avatares la capacidad de tener memoria, creencias, recuerdos, deseos y todas las características propias del pensamiento humano, también pueden ser convocados y aprovechados en el ciberespacio para evaluar su comportamiento al tener que elegir entre dos opciones de productos, para realizar pruebas de percepción y probar las diferentes tácticas que componen una estrategia con un costo menor que en la vida real, aunque implica un nuevo rubro de gastos, pues ahora habría que diseñar los elementos a introducir en el mundo virtual y pensar cómo lograr que las personas interactúen con ellos y generen retroalimentación sobre esa interacción.
Asimismo, abre la posibilidad de que se realicen pruebas físicas y sensoriales sin que estén implicadas personas reales, lo cual es particularmente útil cuando esto significa algún riesgo.
Sin embargo, habría que pensar en cómo se introduciría en los avatares aquellas variables que tienen que ver con lo social y lo cultural y si el desarrollo del pensamiento se construye y mide a partir de teorías del pensamiento y del aprendizaje con un origen urbano y occidentalizado. De ser así, los avatares nos permitirían tener acceso a algunas ideas, creencias y percepciones, pero siempre enmarcadas dentro de un contexto determinado y no generalizable para productos o campañas con públicos globales. Y esto de la globalidad es una posibilidad que sí se tiene actualmente, al poder llegar mediante Internet a personas en todas partes del mundo. Nuevamente con la limitante de que quienes tienen acceso a Internet en diferentes latitudes, son un grupo restringido, y esto no debe obviarse.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario